En la intemperie cálida o gélida
te exhibes como pieza de arte contemporánea
devorando lo que el sudor no te dio...
Entre dimensiones de prendas
sobre tu cuerpo
aseguras el closet de los recuerdos
donde no hay mejor destino para huir que la calle.
Los espectadores fingen indiferencia
algunos se lamentan y no hacen nada
y alguno que otro premia el espectáculo,
un par de monedas, una caricia distante
para el transeunte sin rumbo
que es una triste belleza
que sigue sus sentires y pensares
sin que lo demás le importe.
viernes, 29 de enero de 2010
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